Nacido en la isla de La Palma, este diseñador español nunca pensó hasta donde llegarían sus "MANOLOS".
Él cambió su destino cuando decidió abandonar Arquitectura y Literatura para mudarse a Paris para reorientar sus estudios hacia el Arte. Gracias a un trabajo en el Sunday Times en Londres y la gran amistad con Paloma Picasso orientó su rumbo directo al calzado.
Su primera tienda la abrió en Chelsea y la llamó "Zapata". Consiguió tener una colección de más de 25.000 pares de zapatos y siempre en busca del zapato perfecto.
Sus zapatos se confeccionan en Italia y solo 80 pares por día. El producto artesanal lo realiza él mismo desde sus oficinas de Nueva York: él dibuja los dibujos, esculpe la madera e incluso los recorta personalmente. Una vez que el boceto está preparado es enviado a Italia para que superen más de cincuenta procesos de producción. Además tenía la costumbre de probarlos él mismo hasta que se rompió los ligamentos y se lo prohibieron.
Sus modelos no siguen tendencias , mezcla e innova utilizando texturas, colores y formas creando zapatos de ensueño.
Sus "manolos" dieron la vuelta al mundo cuando Carrie Bradshaw, protagonista de "Sexo en Nueva York", moría por llevar unos y se paraba en la zapatería con los ojos pegados en la vitrina.
Madonna una vez dijo de los zapatos de Blahnik que "tener unos manolos era mejor que el sexo".
El precio de estas maravillas oscilan entre 500 y 4.000 dólares.
Y si te gustaría tener unos, atenta a estos consejos sobre los auténticos "manolos": La caja es blanca con el nombre en la tapa, con una R registrada, la suela y el forro son de cuero (no sintético), los clásicos solo se presentan en 7'5, 9 y 10 centímetros de altura, la única referencia en el zapato son una tira con las letras de su nombre y la R registrada como en la caja y si ya vamos al detalle en la punta del talón tiene un tapete negro un poco más grande que el talón.
Espero que con estos consejos ya sabréis diferenciar los auténticos "manolos" y al menos un par ocupen tu fondo de armario.
Hasta pronto.