Hola a todos,
Después de dos meses de vacaciones, una ya no sabe qué tiene que hacer para comenzar mañana el trabajo. Lo sé, la mayoría de los mortales disfrutan de quince días o un mes máximo y yo aquí estoy quejándome. Pero hay que tener en cuenta que mi trabajo es essstresante!!!.
Me muevo en territorio peligroso. Los niños en edad adolescente son un parámetro no medible a lo largo de la jornada escolar. Y un día tras otro es un riesgo psicológico que aún no está pagado.
Todavía hay padres que nos llaman educadores. Pero no es así. Yo no soy educadora, soy profesora de la materia o materias en las que me he especializado. Los educadores son los padres en el momento mismo de tener al niño y en ellos debe recaer su educación. Después entramos nosotros. Los luchadores con yelmo que tenemos la esperanza de hacer de ellos alumnos prestigiosos y de futuro prometedor. No se consigue la siempre pero la satisfacción que da en el momento que uno, uno solo, consigue su objetivo, no está pagado con nada. Es una satisfacción!
Así que sí, después de dos largos meses de relax y desconexión llega la hora de volver a coger el yelmo y comenzar la una lucha que termina en junio.
Y este año con el paso de las festividades al lunes, los días festivos están contados. Los padres lloran por no poder dejar a sus hijos en el colegio más días de los establecidos y los profesores lloran por no poder disfrutar los puentes como Dios manda.
Bueno, habrá que contentarse. Tenemos más vacaciones que muchos. Eso es cierto. Y yo me pregunto ¿todo el mundo estaría dispuesto a disfrutar de mis vacaciones poniendo en juego diariamente su pellejo y dejándolo en manos de adolescentes? Creo que no. Nunca se está lo suficientemente preparado para tener que torear con malas contestaciones, berrinches, indiferencia, despreocupación y pasotismo. Y esto mina, y mucho.
Cómo me gustaría que los alumnos fueran aplicados, atentos y educados. La convivencia sería estupenda y se rendiría más. Formaríamos niños y niñas que serían capaces de conseguir cualquier meta que se propusieran. Llegarían a lo más alto. Un orgullo para sus padres y para nosotros.
En fin, ojalá que esto ocurra este año... todos los años pienso lo mismo....¿y si?? ¿y si?? Mientras llega esa utopía, nos dedicaremos a formar a pequeños hombrecitos y mujercitas para que el día de mañana puedan realizar su sueño...qué no es poco!
Y todo esto comienza mañana...
Hasta pronto.